martes, 3 de diciembre de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

No pretendas proclamar la Palabra desde la arrogancia ni la prepotencia. Y no lo hagas porque la Palabra nunca podrá estar contenida en la arrogancia o prepotencia. Al contrario, siempre estará escondida en la sencillez y la humildad.

Sé, Señor, que has venido. Por estos días celebramos y recordamos esa venida. Pero, lo verdaderamente importante es que Tú, mi Señor, estás ahora presente en mi vida, en el camino de mi vida, y quiero, al menos lo que me queda, recorrerla contigo. Entra en mi corazón, ordénalo y dirígelo para que encuentre el verdadero camino a donde Tú quieres que vaya.

Cuando tu corazón se engríe y se ensoberbece, desaparece la humildad, y con ella llega la prepotencia de creer superior y más que los demás. Desde esa atalaya nunca podrás proclamar la Palabra de Dios. Porque, Dios no se encuentra en la soberbia y suficiencia. Está en la sencillez y humildad de corazón. Serán, pues, los humildes y sencillos los que abrirán sus corazones a la Palabra de Dios.

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