La amistad es el fundamento del amor. Una
amistad basada en la verdad y la justicia, porque quien ama está siempre en la
verdad y se alegra del bien del ser amado. No se entiende la amistad de otra
manera, porque dejaría de ser amistad.
¿A dónde puedo ir en busca de que mi corazón
encuentre paz y esperanza de vida eterna? ¡Solo Tú, mi Señor, tienes Palabra de
Vida Eterna! Y solo en Ti pongo yo toda mi esperanza.
Sin la amistad sería imposible amarnos, porque lo que no se conoce no se puede amar. Por tanto, amar como nos ama Jesús, implica conocerle para estar en situación de tratar de imitarle. Y le conocemos cuando nos acercamos e intimamos con Él en la oración, en el Sacramento de la Reconciliación y fortaleciéndonos en el alimento de la Eucaristía.
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