sábado, 29 de marzo de 2014

LA NOCHE, UN BUEN MOMENTO PARA PENSAR

Experimentar la oscuridad nos sobrecoge y nos asusta. Quizás poco hayamos reparado en eso, pero caminar sin ver es experimentarnos dependientes, perdidos e impotentes. Sin embargo, sabemos de muchos que no ven y se experimentan esperanzados y caminantes. Y es que hay dos formas de ver, sin que eso sea motivo de excluir a ninguna.

Una forma física, natural y necesaria que se contiene en los cinco sentidos, la vista, por la que apreciamos y gozamos de todo lo creado por Dios en este mundo. Con la que disfrutamos de la belleza y la hermosura que la naturaleza y el arte nos regala. Pero otra, mucho más importante, que brota desde lo más profundo de nuestro corazón y que nos descubre y nos permite ver la bondad, la solidaridad, la justicia, el perdón y el amor que Dios, por su Amor, ha sellado en nuestro corazón.

Esa forma de ver es la más importante. Es la Luz que nos permite alumbrar el amor recibido de Dios y la locura de Amor que Dios tiene por nosotros. Pidamos ver el mundo con esa Luz que viene de Dios.

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