El tic-tac del reloj parece lento. Esperar unos minutos se
hace largo, sin embargo, la vida camina despacio pero sin pausa, y su tiempo
aparentemente largo se hace corto y rápido. Una mirada hacia atrás nos hace
darnos cuenta que el tiempo no camina tan despacio como pensamos.
Los recuerdos parecen lejanos, pero pronto todo ha pasado en
un abrir y cerrar los ojos. Año tras año se ha ido cumpliendo lo que nos
parecía imposible de alcanzar, y ahora, el momento, la realidad, es que nos
descubrimos mayores y próximos a terminar el recorrido de nuestro camino. Es la
hora de ver como hemos gastado nuestra vida, y de ofrecer nuestras miserias y
pecados.
No habrá tiempo de corregirlos, pero sí, siempre tendremos
la oportunidad de limpiarlos y arrepentirnos, porque el Amor de Dios es tan
grande que su Misericordia es Infinita.
El Señor me sorprende
y ante su grandeza me postro a sus pies. Gracia a eso, aunque no lo entiendo,
confiado en su Amor, duermo tranquilo.
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