jueves, 29 de mayo de 2014

LA NOCHE, UN BUEN MOMENTO PARA PENSAR



Sucede que nos ponemos en Manos del Espíritu, pero somos nosotros los que decidimos la hora de actuar y también el momento, e incluso el cómo y el por qué. Poco dejamos para el Espíritu de Dios. De esa manera pronto desfallecemos y nos desanimamos. No es fácil darle paso al Espíritu porque lo que nos pide no concuerda con nuestros gustos e intenciones.

La acción del Espíritu nos impulsa, nos mueve y nos saca de nuestro estar instalado y comodidades, y nos cuesta decirle que sí. Así sucedió con Abraham, con Moisés... y hasta con nuestro Señor Jesús, pues en Getsemaní sudó sangre ante la Voluntad del Padre que le presentaba la Pasión y muerte de Cruz.

Por eso, necesitamos orar y entrenarnos en renuncias y penitencias para poder desapegarnos y responderle. Para que cuando nos hable estemos en condiciones de responderle sí.

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