lunes, 7 de julio de 2014

SOBRE LA MUERTE



La vida es lo más importante. Se celebra cuando se nace y se llora cuando se muere. Si no hay vida no hay nada que celebrar. Todo acontecimiento festivo celebra el triunfo de la vida, porque todo está cargado de vida. Así el nacimiento, los primeros pasos, la adolescencia, la juventud, el noviazgo, el matrimonio, el primer trabajo, los hijos...

Para todo se hace necesario vivir con alegría y lejos de la enfermedad o la muerte. Por eso, aquel magistrado salió en busca de Jesús y le pidió que resucitara a su hija. También la mujer hemorroisa corrió a tocar a Jesús. Ambos creyeron en Jesús y esperaban conseguir lo solicitado. 

Y así ocurrió, pero seguro que tanto la hija del magistrado aludido, como la hemorroisa volvieron a enfermar y a morir, pues el tiempo se encarga de que a cada uno le llegue su hora. Sin embargo, Jesús, demostrado su poder, nos ofrece ahora la salvación Eterna. Y eso sí que es Vida para Siempre.

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