La piedad no significa nada si tu vida no está encarnada en esa piedad. Porque puedes rezar, pero si no vives en misericordia y amor a los demás, esos actos de piedad están desencarnados y no tienen valor delante de Dios.
Por lo tanto, no se trata de ser piadoso, sino que la piedad obedece a la necesidad de estar relacionado e injertado en el Señor para así ser capaz y poder vivir su Palabra en el mundo de cada día.
Señor, dame la Gracia de ser piadoso, porque para vencerme y amar a mis enemigos y excluidos, necesito la fortaleza, la sabiduría y la fuerza que sólo relacionándome con el Espíritu Santo puedo alcanzar.
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