jueves, 4 de septiembre de 2014



Cada comienzo parece llenarnos de esperanza y de deseos renovados. Un nuevo curso siempre, o casi siempre, enciende el deseo de perfección y de disciplina. Hacemos promesas de mejorar y de superar los retos que no hemos logrados o se han quedados corto en la etapa anterior.

Sin embargo, empezado el curso y pasado los primeros tiempos, las fuerzas empiezan a flaquear y los deseos y ganas amenazan con quedarse sólo en eso, ganas y deseos. Tal es la situación que ante la promesa de Jesús de echar las redes sólo una cosa nos puede mover a obedecer, su Palabra, la fe en Él.

Eso fue lo que animó a Pedro, aunque sin muchas esperanzas, a echar de nuevo las redes, la Palabra del Señor. Y el resultado ya lo sabemos. ¿Confiamos nosotros en su Palabra? ¿Echamos también nosotros las redes este nuevo curso que empieza?

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