Todos queremos más, más y más... es la famosa canción que habla de la verdad de la ambición humana. Y cuando estamos en esa dinámica excluimos a los demás, porque querer más implica tener más que tú, o tanto como tú. Siempre habrá uno que se quedará con menos o nada.
Olvidamos que todo lo que tenemos lo hemos recibido en última instancia de Dios. Y lo hemos recibido para compartirlo y aliviar la necesidad de otros que han recibido menos. Nos ayudará a entenderlo el hecho de experimentar la pobreza.
Entonces extenderemos la mano para pedir lo que necesitamos para vivir. Y descubriremos que sólo dos cosas son necesarias: Sed de Dios y hambre de pan.
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