domingo, 28 de diciembre de 2014



La familia es algo fundamental en la vida. Una familia constituida por vínculos de sangres, a la que estás unido sin que hayan contado contigo. Has nacido y tienes unos padres y una familia sin que te hayan pedido tu opinión ni tu aprobación.

Pero también tienes otra familia universal. La familia que se congrega en torno a la Iglesia fundada por Jesús de Nazaret. Ese Niño Dios del que hemos celebrado su Nacimiento el jueves pasado. Ambas familias nos ofrecen el espacio de darnos, pero también de recibir.

Y en ese mutuo intercambio nace el amor. El amor que nos descubre hermanos, tanto de sangre como de espíritu, y que nos identifica con un único Padre Dios.

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