jueves, 4 de diciembre de 2014



Seguir es un verbo que tiene muchos significados. Porque se puede seguir la pista, y esa forma de seguir exige sigilo, silencio y observación. También se puede seguir el rastro, y eso supone investigar y ver el significado de las huellas que deja el perseguido. Y, entre otras, se puede seguir también el mensaje.

Pero, yo quiero hoy pensar en la manera de seguir a alguien para conocerlo, pedirle su intersección y poder y hacerme muy amigo. Porque me fijo en lo que hace; porque me fijo en su poder; porque me habla y me dice que me ama y quiere salvarme, y porque todo lo que hace y propone es de fiar y bueno.

Por eso, como los ciegos, quiero seguir a Jesús y gritarle: « ¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David! ».

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