martes, 6 de enero de 2015



Es lógico suponer que a Jesús se le acercó mucha gente buscando curar su enfermedad. Y es lógico también suponer con toda probalidad que hoy ocurriría lo mismo. Si llegara la noticia de un sanador con eficacia, acudiríamos a que nos sanara.

Pero lo triste es que buscamos la sanación de lo que muere y no buscamos lo que permanece y dura para siempre. ¿Es eso inteligente? Desde este simple razonamiento pienso que todos aquellos que no intentan indagar y conocer a Jesús no son muy listos, porque toman lo que muere y dejan escapar lo que perdura para siempre.

La clave está en que te auto engañas negándolo, en lugar de indagar y mirar que hay de verdad. Pues hay pruebas y razonamientos que inducen a creer que sí.

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