Cuando te identificas con el rumbo de tu vida, y experimenta que ese camino tiene sentido y empiezas a ver frutos, el gozo y la satisfacción te llenan. Tu corazón se regocija y expresa esa alegría y se manifiesta en tu semblante y en tu forma de vivir.
Te dices que te ha costado esfuerzo, y sabes a lo que has tenido que renunciar para lograr lo que hoy tienes. La vida, experimentas, es el resultado de lo que has hecho bien, y el fracaso de lo que has hecho mal.
Sin embargo, siempre que estés en el camino, tendrás tiempo de mejorar, rectificar o perfeccionarlo, porque tu camino es un camino de perfección.
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Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.