jueves, 19 de marzo de 2015



Es posible que tengas prestigio y buena fama. Pero eso no es sólo por tus palabras, sino porque le respalda tu vida. Tu vida va diciendo que lo que dices corresponde a la realidad. Y eso confirma y afirma lo que dices y haces.

Sin embargo, pronto se pierde todo cuando aparece una incoherencia. Toda verdad se desvanece cuando la palabra no va de acuerdo con la vida. Y por su naturaleza humana, el hombre peca porque es pobre de espíritu y pecador.

Pero, a quien seguimos no le ocurre eso. Jesús es el Inmaculado, el Santo y Perfecto. Nunca falla ni se equivoca, porque si así fuera dejaría de serlo. Es el Hijo de Dios y su Palabra y Vida da prueba de ello que, en la Resurrección lo confirma.

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