Es posible que tengas prestigio y buena
fama. Pero eso no es sólo por tus palabras, sino porque le respalda tu vida. Tu
vida va diciendo que lo que dices corresponde a la realidad. Y eso confirma y
afirma lo que dices y haces.
Sin embargo, pronto se pierde todo cuando
aparece una incoherencia. Toda verdad se desvanece cuando la palabra no va de
acuerdo con la vida. Y por su naturaleza humana, el hombre peca porque es pobre
de espíritu y pecador.
Pero, a quien seguimos no le ocurre eso.
Jesús es el Inmaculado, el Santo y Perfecto. Nunca falla ni se equivoca, porque
si así fuera dejaría de serlo. Es el Hijo de Dios y su Palabra y Vida da prueba
de ello que, en la Resurrección lo confirma.
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