viernes, 24 de abril de 2015



Nadie nos pide permiso para traernos al mundo. Nuestros padres en el encuentro de sus vidas deciden hacerlo responsablemente o no. De cualquier forma, nuestra vida se pone en marcha por el encuentro entres dos personas.

Y una vez en ella, la vida nos presenta dos opciones: Un camino de perdición, vida en eterno tormento sin la presencia de Dios, u otro de salvación, vida eterna en plenitud junto a Dios.

Pero, la vida necesita otro encuentro. Un encuentro con Jesús, el Hijo de Dios, que, por su amor, enviado por el Padre, te tiende la Mano de salvación. 

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