El mundo está lleno de problemas. Problemas que nacen en el
corazón del hombre y que origina el propio hombre. Y otros que nacen de la
propia naturaleza del mundo.
No puede el hombre resolverlos solo, porque le sobrepasan y
aparecen cada día nuevos retos y problemas. Necesita ayuda para construir un
mundo nuevo.
Sólo con la asistencia y presencia del Espíritu Santo, el
hombre podrá encontrar las soluciones que un mundo nuevo demanda.
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