Toda inversión espera rendimiento y
beneficio. Se nos quedaría la cara de bobo de no conseguir nada. Y esa es la
pregunta tan lógica humanamente que Pedro lanza a Jesús. ¿Y nosotros que lo
hemos dejado todo qué?
Supongo que a ti y a mí nos sucede igual.
Nos aprieta el bolsillo y experimentamos nuestra propia esclavitud en esos
momentos. ¿Puede el bolsillo más que nuestra voluntad y corazón? Supongo que
sí, al menos en mi caso. Me cuesta desprenderme.
Y no metamos en el bolsillo solo dinero,
hay más cosas que guardamos celosamente para nuestro ego personal. A ti te toca
descubrirlas.
Me pregunté si yo vendería todo lo que tengo y se lo daría a los pobres... Pude haberlo hecho hace años. Ahora no me pertenece por completo lo que tengo. Pero el Señor me dice: siente compasión y actúa con misericordia, no dudes, oportunidades hay, de encontrarte con los pobres en cada momento.
ResponderEliminarLo que se nos pide es estar disponible y desapegado. Jesús sabe mejor que nosotros lo que necesitamos, debemos y podemos hacer. Se trata de responder en cada momento y estar prestos a dejarnos llevar. Es difícil, muy difícil porque nosotros pensamos de otra manera, pero para eso se ha quedado el Espíritu Santo. Para iluminarnos, darnos fuerza y valor.
ResponderEliminar