martes, 26 de mayo de 2015



Toda inversión espera rendimiento y beneficio. Se nos quedaría la cara de bobo de no conseguir nada. Y esa es la pregunta tan lógica humanamente que Pedro lanza a Jesús. ¿Y nosotros que lo hemos dejado todo qué?

Supongo que a ti y a mí nos sucede igual. Nos aprieta el bolsillo y experimentamos nuestra propia esclavitud en esos momentos. ¿Puede el bolsillo más que nuestra voluntad y corazón? Supongo que sí, al menos en mi caso. Me cuesta desprenderme.


Y no metamos en el bolsillo solo dinero, hay más cosas que guardamos celosamente para nuestro ego personal. A ti te toca descubrirlas.

2 comentarios:

  1. Me pregunté si yo vendería todo lo que tengo y se lo daría a los pobres... Pude haberlo hecho hace años. Ahora no me pertenece por completo lo que tengo. Pero el Señor me dice: siente compasión y actúa con misericordia, no dudes, oportunidades hay, de encontrarte con los pobres en cada momento.

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  2. Lo que se nos pide es estar disponible y desapegado. Jesús sabe mejor que nosotros lo que necesitamos, debemos y podemos hacer. Se trata de responder en cada momento y estar prestos a dejarnos llevar. Es difícil, muy difícil porque nosotros pensamos de otra manera, pero para eso se ha quedado el Espíritu Santo. Para iluminarnos, darnos fuerza y valor.

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