lunes, 29 de junio de 2015




Ante la claridad de la historia y de lo acontecido con Jesús, sólo hay una salidad: “Negarlo todo”. No hay argumentos para desmentir la verdad, y se hace demagogia con lo que muchos testigos testifican.

Tampoco faltan los que se desvían y proponen sus ideas y sus interpretaciones, pero lo que dice Jesús no tiene vuelta de hoja. Está muy claro. El viento y el mar le obedecen.

Pero siempre hay lugar para confundir, para ver negro lo que es blanco, o viceversa. Se niega por principio sin aportar pruebas que lo argumenten. 

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