Experimentas que no te puedes callar cuando te sucede algo
bueno. Sientes el deseo de llamar a tus mejores amigos y compartir con ellos
esa alegría del premio u objetivo que has conseguido.
Y advertimos que a todos nos sucede igual. El ser humano no
puede guardar aquello que siente es bueno también para los otros. Y lo proclama
con alegría y deseos de que otros también lo disfruten y gocen.
¿Cómo no, entonces, vas a dejar de proclamar la Buena
Noticia de salvación? Experimentas que sientes el deseo de proclamarla y lo
haces porque tienes el deber y la responsabilidad de que otros la conozcan por
ti. Ahora, hazlo con la vida y sólo utiliza la palabra cuando haga falta.
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