Muchos hablan mal de la Iglesia, es decir, de los miembros
de la Iglesia y olvidan a su fundador. Es verdad que en toda empresa,
colectivo, congregación, grupo, asociación y lo que quieras, hay ovejas negras,
aprovechados, farsantes y trepadores que buscan su propio interés y bienestar.
Lo hubo en el grupo de los doce. Judas traicionó a Jesús;
Pedro le negó tres veces; Mateo se resistía a creerle resucitado, y Pablo le
persiguió. Hoy sigue pasando lo mismo.
Hay muchos fariseos, farsantes, egoístas y aprovechados en
la Iglesia, pero también fieles, honrados, justos y creyentes sinceros que se
esfuerzan en vivir en la Verdad y la Justicia. Jesús es el Hijo de Dios,
nuestra referencia y nuestro modelo, y en Él nos miramos. Es nuestro salvador.
Y es a Él a quien seguimos.
En la oración de humilde silencio... buscar desaparecer al ego... disminuirlo, desaparecerlo para que sea la luz de Cristo la que brille en su Iglesia.
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