lunes, 13 de julio de 2015




Buscamos razones que nos respondan el por qué no podemos vivir en paz. Y las encontramos en el pecado. Por el pecado, el hombre y la mujer, se han enemistado y han roto los lazos que los unían. Han sembrado semillas de discordia y de venganza.

Necesitan perdonarse, y eso exige humildad. Y para ser humilde se necesita despojarse de todo poder que nos haga sentir superiores, poderosos y arrogantes.

Por eso, Jesús nos envía, sólo con un bastón, pero nada más: ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja, ni túnica de repuesto…etc. El poder y la seguridad están en el Señor.

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