Buscamos razones que nos respondan el por
qué no podemos vivir en paz. Y las encontramos en el pecado. Por el pecado, el
hombre y la mujer, se han enemistado y han roto los lazos que los unían. Han
sembrado semillas de discordia y de venganza.
Necesitan perdonarse, y eso exige humildad.
Y para ser humilde se necesita despojarse de todo poder que nos haga sentir
superiores, poderosos y arrogantes.
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