lunes, 20 de julio de 2015



En muchos momentos de nuestra vida pedimos al Señor que nos dé un signo. A cambio le ofrecemos una promesa. ¿Creemos que nosotros podemos pagar con una promesa un signo del Señor? Luego, ¿con qué derecho se lo pedimos o exigimos?

Dudamos del Señor, porque al pedirle signos o pruebas estamos despreciando o negando todas las que ha hecho, sobre todo su Resurrección.

¿Se puede hacer un signo mayor que el de la Resurrección? ¿Y no crees que el Señor ha Resucitado? Luego, ¿qué sentido tiene pedir un nuevo signo?

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