miércoles, 23 de septiembre de 2015




De igual forma que se hace difícil creer, igual resulta fácil creer en Jesús, porque en Él están cumplidas todas las profecías. Él no ha fallado. Todo lo ha hecho bien, pero su Mensaje exige amor, y el amor exige renuncia.

Ese es nuestro problema, una lucha entre el egoísmo y la renuncia a las apetencias, placeres e intereses de nuestros egoísmos. Y la paciencia de que los resultados del amor no son inmediatos ni rápidos como los del egoísmo. El placer exige resultados inmediatos, y el egoísmo los activa rápidamente.

El amor es más tardío, tiene paciencia y hasta sufre. Acompaña, entiende, comprende y espera. Pero sobre todo confía y se fía. Tiene fe y esperanza. Eso exige soportar la cruz del camino de salvación, pero el hombre no está dispuesto a eso, quiere resultados inmediatos. Y se equivoca.

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