De igual
forma que se hace difícil creer, igual resulta fácil creer en Jesús, porque en
Él están cumplidas todas las profecías. Él no ha fallado. Todo lo ha hecho
bien, pero su Mensaje exige amor, y el amor exige renuncia.
Ese es
nuestro problema, una lucha entre el egoísmo y la renuncia a las apetencias,
placeres e intereses de nuestros egoísmos. Y la paciencia de que los resultados
del amor no son inmediatos ni rápidos como los del egoísmo. El placer exige
resultados inmediatos, y el egoísmo los activa rápidamente.
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