En la vida
hay momentos que no son gozosos. Sobre todo cuando experimentas que no has
hecho lo que sientes que debías haber hecho. Y te apena ver la tristeza en los
que sufren las consecuencias.
Y esa
tristeza te angustia y te pone mal. Sólo te queda la esperanza de experimentar
la Misericordia de Dios, que te ama y te anima a seguir en el camino en paz y
con alegría y con la actitud de mejorar y hacer el bien.
Pronto descubres y experimentas que la vida sólo tiene verdadero
sentido cuando es vivida desde la confianza y la esperanza en Xto. Jesús. Sin Él
la alegría no es verdadera alegría, sino un efímero espejismo.
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