Hoy, Jesús,
nos habla de un mundo diferente. Un mundo donde reina la justicia, la verdad y
el amor. Nada que ver con este mundo, que le rechaza y vive en la mentira.
Todos
queremos seguirle, pero muchos se vuelven atrás atraídos por este mundo
hipócrita y mentiroso. Queremos ser felices, pero no queremos esperar ni
sufrir, sino pasar por la puerta ancha que lo acepta todo y lo pone fácil.
No es que el sufrimiento sea deseado, sino que
la verdad supone más esfuerzo y renuncias que la mentira. Ser verdadero y justo
exige esfuerzo, renuncias y sacrificios. Lo observamos en aquellos que se
esfuerzan en conseguir algo. ¿No vale la pena el esfuerzo de seguir a Jesús?
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