Amar es la solución a todos
los problemas, pero el amor no es cosa de uno, sino de todos. Por eso dice el
Señor: Ámense los unos a los otros. Y ello supone un mutuo esfuerzo entre
todos. Porque el amor, si viene de un lado sólo no da el fruto de la paz.
Necesita la dos corriente, para que se establezca la justicia y la igualdad.
Y ese es el mensaje que trae
la Navidad, “paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. Y son hombre de
buena voluntad aquellos que se revisten de amor. Del verdadero amor que nace en
el pesebre de Belén.
Por tanto, cada vez
que se enciende en tu corazón una luz de Navidad, estás celebrando la verdadera
Navidad en tu vida. Porque Navidad es dejar el espacio de tu corazón para que
nazca el Niño Dios.
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