E

l hombre hace proyecto y traza caminos según sus criterios. Establece estrategias, métodos y todo lo que puede servirle para evangelizar. Y no digo que esté mal, más creo que es necesario, pero sin olvidar nunca que es el Espíritu Dios quien dirige la operación.

Ocurre con frecuencia que tratando de hacer las cosas como tú crees los resultados no son positivos. Tras emplear tiempo, esfuerzo y trabajo terminas por cansarte y hasta abandonar. Sin embargo, una simple Palabra del Señor hace que los frutos se multipliquen.

No es que el Señor trate de anular tu esfuerzo, sino de decirte que tu fuerza y tu poder están en el Señor. Porque es Él el verdadero evangelizador, que utiliza nuestra bien intencionada colaboración para dar los frutos buscados.