sábado, 7 de mayo de 2016



En muchos momentos de nuestra vida pasamos ciertos apuros. Y muchas veces podemos solucionarlos con una simple petición de ayuda, pero nuestra soberbia nos impide pedir. Y más cuando se trata de alguien que no nos simpatiza o no creemos en él.

Sin embargo, en ciertas circunstancias no podemos quedarnos pasivos y se nos exige superar y vencer nuestra soberbia. Necesitamos fiarnos y creer y esa actitud nos exige humildad. El hombre está necesitado de pedir. Pero pedir por algo que nadie le puede dar sino Dios.

Ese es el mensaje que Jesús nos trae hoy. En verdad, en verdad os digo: lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre. Y si tú y yo deseamos lo mismo, es decir, vivir en plenitud la felicidad gozosa y eterna, tendremos que ponernos de acuerdo que sólo el Señor nos la puede dar.

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