domingo, 8 de mayo de 2016



Jesús no se va sin despedirse y sin prometernos que volverá para, resucitándonos a todos aquellos que creen y permanecen en Él, llevarnos con Él a la Casa del Padre. Y sus promesas siempre se cumplen, como se ha cumplido todo lo profetizado en  Él.

Por lo tanto, no en vano es nuestra fe, porque, primero, Jesús ha Muerto, pero ha Resucitado; segundo, porque su Palabra es Palabra de Vida Eterna y siempre tiene cumplimiento. Nunca ha fallado, y con su Resurrección queda todo dicho. Y, tercero, su Palabra y compromiso es amarnos y salvarnos.

Por eso, se ha comprometido con cada uno de nosotros para venir a buscarnos. Nos ha prometido regresar después de su Ascensión, donde está a la derecha del Padre, para resucitarnos a nosotros también y llevarnos con Él para siempre junto al Padre, donde viviremos en plenitud de gozo y felicidad.

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