sábado, 14 de mayo de 2016


La pregunta cuando se trata de buscar nuestra salvación sale como espontanea e instintiva: ¿Qué hay que hacer? Es lo que queremos, cumplir unas prácticas y normas y vivir una disciplina, a tener que diseñar yo mismo mi vida según la Voluntad de Dios.

Por eso, ser buen cristiano, desde ese punto de vista no es tan difícil. Diría que fácil. A cumplir se acostumbra uno, y llega el momento hasta que gozas cumpliendo. Asistir a misa, rezar unas oraciones, dar algo de limosna y…etc. Es una vida relativamente fácil. Y hasta las apariencias pueden servir.

Lo verdaderamente difícil es amar, y quien guarda los mandamientos, no sólo cumple sino que ama, porque los mandamientos no son normas o preceptos, sino actitudes que viven y se apoyan en el amor. Es la respuesta, en el Espíritu de Dios, que cada día tienes que dar a tu propia conciencia sobre lo que es y conviene, porque es bueno para los otros.

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