Cuando se persigue una meta se necesita ser tenaz, porque
sin ella, a la menor dificultad todo se viene abajo. Remar contra corriente
exige tenacidad para luchar y vencer los obstáculos que se presenten en el
camino. De no ser tenaz, pronto, a las primeras de cambio, se abandona.
Hoy, en el Evangelio, Jesús nos habla de la necesidad e
importancia en ser constantes y perseverantes. Y eso lleva una gran dosis de
tenacidad. Ser tenaz es imprescindible para sostener la fe, porque en muchos
momentos no llegamos a comprender los acontecimientos de nuestro propio camino.
No estamos a la
altura de poder entender todo. Nuestra razón es limitada y querer entender lo
que está por encima de nosotros mismos sobrepasa nuestra razón. Sabemos que
existimos, pero de dónde hemos venido y a dónde iremos no, por nosotros mismos,
podemos entenderlo. Necesitamos fe y fiarnos de la Palabra de Jesús, porque Él
nos da testimonio y razones para creerle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.