Nadie sabe qué pasará en el otro mundo. Nadie lo sabe porque
quien llega a allí no puede salir para venir aquí a contárnoslo. También
nosotros no tenemos capacidad para poder, ni siquiera imaginar, como sería
nuestra vida en aquel lugar. El Poder de Dios es Infinito y puede hacer lo que
quiera.
Pero, resulta, que lo que Dios quiere es darnos su felicidad
y compartirla con nosotros. Nos ha creado para eso y nos lo promete siempre y
cuando seamos capaces de cumplir su Voluntad. Es absurdo y disparatado pensar
que el otro mundo, el mundo del Cielo es una continuidad de este. Eso sólo Dios
lo sabe.
Tengamos fe en el
Señor y demos crédito a su Palabra. Porque Él tiene Palabra de Vida Eterna y
todo se cumple en Él. Por lo tanto, cumplirá su Palabra de resucitarnos como
nos ha prometido siempre y cuando seamos capaces de cumplir su Voluntad.
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