viernes, 31 de marzo de 2017

Jesús se siente amenazado. Molestan sus Palabras y no pueden reconocerle. Sólo se fijan en lo que dicen las escrituras sin indagar más. Alegan que conocen los orígenes de Jesús y saben de dónde es, pero el Mesía prometido no se sabe de donde es.

Por lo tanto, deducción clara. Éste no puede ser el Mesías, pues le conocemos, el hijo del carpintero. También, David, en principio, había sido excluido de la elección. Nos apoyamos en nuestra ignorancia y no advertimos que nuestros pensamientos ni criterios no son los de Dios. Necesitamos reflexionar y fijarnos más.

Y, sobre todo, conocer más al Señor. Que les advierte que Él no viene por su cuenta, sino, aunque voluntariamente, es enviado por su Padre, a quien ellos no conocen. Sólo Jesús, el Hijo, está también en Padre, y nadie le conoce sino el Hijo que viene de Él. Todo queda claro para aquel que abre los ojos y se pone en las Manos del Espíritu de Dios.

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