La ambición de forma
desmedida ocasiona problema y origina deterioro. El hombre no es capaz de
controlar su ambición y estropea el mundo exprimiéndolo y mal utilizándolo. Y
en esa ambición desmedida se enfrenta a su prójimo sometiéndole y excluyéndole.
Tal ambición le lleva a
apoderarse de lo que no es suyo, y que le ha sido dado para bien administrarlo
y cuidarlo para beneficio y uso de todos. Así, mientras unos poco disfrutan y
viven en la abundancia a todo lujo y bienestar, otros, los más, sufren y
padecen todo tipo de calamidades y miserias.
Y estas desigualdades provocan migraciones y
movimientos que hacen buscar a los excluidos lugares mejores donde poder vivir
dignamente y en paz. Las riquezas de unos pocos no son propiedad de ellos, sino
que pertenece a todos. Y todos deben tener acceso a, con su trabajo lícito y
honrado, conseguir un bienestar digno para vivir.
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