martes, 21 de marzo de 2017

Los pueblos se enfrentan porque los criterios humanos están apoyados en dar y recibir. Nadie da nada gratis, y hasta miran mucho que lo cambiado sea del mismo valor. Es decir, todo trueque tiene que estar compensado económicamente. Así, todo es mirado con lupa y ningún esfuerzo se hace gratuitamente.

De esta forma, los más débiles están en desventaja y a merced de los más fuertes. El poder se alía con los fuertes, y se excluye de los débiles. Porque los débiles poco pueden dar, todo sea servir, y los poderosos y fuertes se sirven, y en muchos casos explotan egoístamente a los débiles.

Así, el conflicto está servido. Los enfrentamientos se producen frecuentemente y nacen las rupturas y las luchas. Se hace necesario perdonar, porque tú no haces todo bien, y sin embargo has sido perdonado. Así, tú también tendrás que perdonar. El ejemplo más próximo lo descubrimos en nuestros propios padres. ¡¡Cuánto nos han perdonado!

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