viernes, 24 de marzo de 2017

Todo lo que se haga voluntariamente tiene más valor que aquello que se hace obligatoriamente. Porque, quitada la obligación, se haría otra cosa o no se haría lo mandado.  Y entonces estaríamos a merced del error y la injusticia.

Siempre y cuando eso mandado sea el bien para todos. Y eso sólo está en Manos de Dios, Señor de todo lo creado y hacedor del bien y la verdad. Por eso, lo primero es ponernos en Manos del Señor. Es decir, amarle con todo nuestro ser y obrar. Con toda nuestra mente y fuerzas.

Y eso nos implica también con el prójimo, porque siendo todos hermanos e hijos del mismo Padre. Y gozando todos del mismo Amor Paternal, es de sentido común que todos nos amemos y nos respetemos, buscando el bien de cada uno. Porque esa sería la Voluntad de nuestro Padre.

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