Cuando alguien cumple con la ley y su comportamiento es
digno y honrado, estamos delante de alguien que se hace ejemplo para los demás.
En ese sentido decimos que es icono y testimonio vivo para ser imitado y
destacado. Y eso se hace desde la humildad y la sencillez.
No es cuestión de ser héroe ni hacer cosas extraordinarias,
sino simplemente cumplir, con sencillez y humildad, con tus obligaciones y
responsabilidades. A pesar de que sean sencillas y simples. Es la buena
intención y la autenticidad de tus hechos los que dan valor a tus actos y a tu
vida.
Sin lugar a duda, la
Palabra de Dios da sentido a todo eso, y en ella encuentras la Verdad, el
Camino y la Vida. Y le da sentido y buen sabor, haciéndola alegre, justa y
verdadera. Es entonces cuando decimos que eres sal y luz, porque con tu vida y
viviendo según la Palabra alumbra y das sabor alegre a todos aquellos que
caminan a tu lado.
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