La estampa que el
Evangelio nos presenta hoy viene a descubrirnos esa cruda realidad. Los
hombres, pecadores y causas directas e indirectas de los pecados de aquella
mujer, la presentan a Jesús para enfrentarlo a la ley de Moisés. Buscas causas
para acusarle.
Jesús, que ve la
intención de aquellos hombres, hace pausa, se inclina y espera pacientemente.
Aguarda el momento para responder a sus insistencias. Y les descubre su
relación con los pecados de aquella mujer. Todos somos pecadores, y quienes se crean
limpios que arrojen la primera piedra.
Al parecer todos cayeron en la cuenta de sus
pecados y, empezando por los más viejos, todos fueron abandonando aquel lugar.
Y es que todos somos pecadores y estamos necesitados de redención, perdón y
misericordia.
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