sábado, 8 de abril de 2017

Muchos famosos son amenazados, buscados y envidiados. Y difícilmente gozan de intimidad, pues son vigilados y buscados. La fama, sea del tipo que sea, siempre tiene consecuencias negativas, y es que tus movimientos son vigilados para lo bueno y lo malo.

Jesús de Nazaret alcanzó fama notoria. Su manera de hablar y sus obras alcanzaron gran fama en toda la región de Galilea. Fue buscado y deseado por muchos, sobre todo por sus curaciones y milagros. Y eso empezó a despertar interés, hasta el punto que se le cuestionó su proclamación. No podían admitir que se proclamara el Hijo de Dios.

Y menos el enviado y Mesías prometido. Ellos ya habían fabricado uno. Sería como ellos habían pensado para liberarlos de la opresión extranjera. Sería un Mesías fuerte y poderoso, para expulsar a los invasores y también, según la promesa, desconocido. No podía ser ese Jesús. Y, por eso, lo mataron.

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