Nadie que proteste sobre algún acto en concreto, puede,
luego, hacer lo que se le antoja, pues sobre él mismo recaerá la
responsabilidad de que todo se haga mal. Es verdad que estamos heridos por el
pecado y nuestra debilidad se pone de manifiesto, pero nuestros juicios deben
impregnarse de misericordia y perdón.
Las buenas intenciones están contenidas intrínsecamente en
los buenos actos, que se llenan de verdadero amor aunque sean imperfectos y
criticados. Porque lo que mide una obra es su intención. Sucede que queremos
hacer el bien, pero, nuestra naturaleza herida hace el mal.
Descubramos que lo
importante es amar. Amar y amar, y en lo demás no te preocupes tanto, porque si
tus buenas intenciones se revisten de verdadero amor, todo irá bien y todo será
bueno, porque lo que se haga bien intencionado por amor es bendecido por Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.