A veces ocurre que aún viendo ejemplos que descubren lo que
las palabras expresan, no surten el efecto que se desprende de un buen
testimonio. Se interponen intereses y egoísmos que utilizan el autoengaño para
distorsionar la realidad y presentarla falsamente. Es como tapar los ojos con
una venda.
Y que suceda esto tienen la culpa muchos que utilizan las
falsas apariencias para presentarse delante de los demás con segundas
intenciones y mentiras que buscan engañar y obtener intereses egoístas y
particulares. Es como el cuento del lobo, tanta engañar que viene el lobo, que
cuando llega de verdad nadie le cree. Así sucede, que muchos pierden la
confianza y les es difícil creer.
Apreciamos, por
desgracia, estas experiencias en el mundo de la política, de las grandes
empresas, de los gobiernos y en mucha gente de gran responsabilidad. Incluso,
dentro de la Iglesia también los hay que han fallado y fallan por la esclavitud
del pecado. Pero, el mensaje del Señor es claro: “No hagas lo que hacen, sino esfuérzate
en vivir lo que dicen”.
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