La religión no se concreta en prácticas ni tampoco en
cumplimientos. La fe es un camino y proceso donde la vida va adquiriendo un
compromiso de amor que le lleva a darse y entregarse a los demás. Un compromiso
de amor que se refleja en el estilo de vida de Jesús. Y que necesita de Él para
poder llevarse con todas sus consecuencia a la vida.
Un compromiso que no tiene unas reglas ni límite. Un
compromiso que va estirándose cada día más y adquiriendo más responsabilidades
en la entrega y el servicio. El amor no tiene límites y siempre está dispuesto
a darse y entregarse. Nunca termina, sino que siempre está dispuesto a crecer y
caminar.
Siempre podemos ser
mejores, y en ese esfuerzo podemos crecer con la Gracia de Dios. Dejar todo es
la opción de poner a Dios en el primer lugar de nuestra vida y entregarle todo
nuestro ser con todo lo que tenemos, bienes materiales y espirituales,
poniéndolos al servicio del bien común.
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