La vida es el resultado del esfuerzo que
nosotros hagamos en cada momento e instante de ella. Es verdad que, en muchos
casos, dependerá también de nuestras circunstancias, pero, también es verdad
que en muchas de ellas podemos cambiarla. Sólo que necesitamos un gran
esfuerzo, y eso no es muy común en la especie humana.
Necesitamos discernir y pensárnoslo muy
serenamente y en paz todas aquellas decisiones que nos exigen una gran
responsabilidad. Y tener la confianza que, hecho y puesto todo nuestro
esfuerzo, liberamos, al menos ante Dios, todas nuestras responsabilidades, pues
a veces las cosas nos sobrepasan y no acertamos en nuestras decisiones.
Pero, es muy importante, descubrir que tras una decisiva
decisión conviene un pausada reflexión, que nos ayude a discernir y ver la
diferencia de lo bueno ante lo malo; del bien común al bien de la verdad y
justicia; del interés y beneficio, a lo gratuito y bien para todos. Y eso, en
términos cristianos se llama oración. Oración con Aquel que es el Camino,
Verdad y Vida.
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