miércoles, 27 de septiembre de 2017

La vida vuela, ya correr es poco, y se hace harto difícil encontrar espacios de serenidad y de búsqueda para la reflexión serena y pausada donde se dé sentido al discernimiento y a lo trascendente. Porque, lo que el mundo te ofrece está en la superficie y se ve su esencia corrupta y caduca. Nada se sustenta por sí mismo y todo está llamado a desaparecer.

Luego, ¿qué sentido tiene el cómo y por qué vivir? Si todo está llamado a una vida efímera y caduca, ¿tiene la vida algún sentido y esperanza? En este contexto social, convendremos en que hay que, adaptándose a los tiempos, proclamar la Buena Noticia.

Porque, lo que trae y proclama Jesús es una Buena Noticia. Y el mundo en el que vivimos está necesitado de esa Buena Noticia. Porque responde a todo lo que el hombre busca y quiere. Debemos, pues, aprovechar todos los medios de que disponemos y están a nuestro alcance para proclamar esa Buena Noticia de Salvación.

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