miércoles, 11 de octubre de 2017

Necesitamos discernir y darnos cuenta que sólo escuchando la Palabra del Señor y, puestos y disponibles en sus Manos, nuestras obras serán válidas y buenas para transformar en mundo. Porque es l Señor quien en última instancia lo transforma, aunque para ello se valga de nosotros.

Por lo tanto, lo primero es estar con y en el Señor. Abrirnos a su Voluntad y estar, por la libertad que el mismo nos ha dado, disponible para escucharle y cumplir su Voluntad. Solos no podremos, pero en Él lo realizaremos y triunfaremos. Eso fue lo que hizo María, su Madre. Pura sumisión y obediencia a su Palabra.

Y también otra María, la hermana de Marta,  aprovecho la presencia de Jesús para escucharle atentamente y escoger la mejor parte. Escucharle y, por y con su Gracia, actuar en su Nombre. Es esa la mejor opción y la verdadera oración, la de descubrir que Dios es nuestro Padre, nos ofrece su Reino y nos abre sus brazos a nuestras necesidades, perdonándonos tal y como nosotros también perdonamos. Y dándonos fuerzas para salir y vencer las tentaciones.

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