¿Tenemos nosotros nuestra decisión en la vida firme y decidida?
Porque, de ser así, nuestro camino será más firme y decidido. En nuestra
decisión ha tomado parte el Espíritu Santo, pues Él no es ajeno a nuestras
decisiones y participa con nosotros en ellas fortaleciéndonos y asistiéndonos.
Pero, ¡cuidado!, porque también podemos estar en el lado
contrario. Quizás seamos samaritanos que rechazamos su disponibilidad de
pernoctar en nuestros corazones. No le acogemos porque va a Jerusalén, ¿nos
recuerda algo eso? Quizás también nosotros le rechazamos porque no nos gusta
algo de su Iglesia o de sus discípulos.
Podemos estar en esas actitudes y hasta arremeter como
Santiago y Juan contra aquellos que rechazan acoger al Señor y no son de los
nuestros. ¿Qué nos dice Jesús? El
Evangelio termina diciendo: Pero volviéndose, les reprendió; y se
fueron a otro pueblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.