Es el débil el que genera más amor de los demás. Y
experimentamos que cuanto más debilidad, más amor se vuelca hacia esas personas.
Los pequeños son el objeto del amor de Dios, y todos los que queremos llegar a
Él tendremos que hacernos pequeños.
Pequeños y necesitados de amor. Porque son los pequeños los
que necesitan cuidados y mucho amor. Un amor que les limpie sus corazones y le
laven de todas las impurezas que los mal intencionados les pueden contagiar.
Por eso, recibir la inocencia del niño; recibir sus buenas intenciones nos abre
nuestros corazones al amor de Dios.
Y resulta que, cuanto
más te abajas y te haces pequeño, más cerca estás del Señor. Porque son los
pequeños los primeros y los que se abren al amor de Dios. Son los necesitados y
los que buscan protección. Humildes porque son pequeños y necesitan ser
liberados por el Poder de Dios.
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