El evangelio de hoy –Lc 19,
11-28- habla sobre las cualidades. Nos muestra el encargo de un noble que viaja a un país
lejano con la intención de recibir la investidura real y regresar. Antes de marchar
reparte diez minas entre diez siervos suyos y les encarga que negocien hasta su
vuelta. Y sabemos lo que ocurrió.
Lo importante es que
descubramos que también nosotros hemos recibido unos talentos para negociar
nuestra vida. Y, descubiertos, preguntarnos si realmente lo estamos negociando.
O simplemente estamos viviendo de las rentas y mal gastando el tiempo y los
talentos recibidos.
Y, quizás el matiz más importante es descubrir de qué
forma los negociamos. Porque, nuestra vocación es comunitaria. Somos seres en
relación, es decir, creados para relacionarnos en el amor. Un amor que nos
ayuda a crecer como personas y a buscar el bien de los otros. Tú felicidad y la
mía pasa porque los otros también sean felices.
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