Imaginar cómo será la otra vida
es algo que no está a alcance de nuestra inteligencia. Nunca llegaríamos a comprenderlo. Eso
entra en los planes de Dios que son infinitos y a los que no podemos llegar.
Podemos, eso sí, tener razones que nos acercan y que nos da la base para
confiarnos y creer en Él. Hay testigos de su Resurrección y de que su Palabra
siempre ha tenido cumplimiento.
Su proyecto de salvación
sobre el pueblo elegido ha ido tomando forma a lo largo de la historia y en
Jesús alcanza su plenitud. En Él experimentamos la esperanza de la vida eterna
y en Él se cumple esa esperanza que todos sentimos dentro de nosotros. A Él,
pues, nos confiamos y en Él creemos.
¿Cómo seremos en su presencia? Como Él nos dice, como
ángeles e hijos de Dios que participamos de la resurrección. Nos basta su
Palabra y a ella nos abandonamos confiado que como verdadero Padre dará lo
mejor para sus hijos. Y eso pasa por darnos la Vida Eterna en plenitud.
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