Las familias se unen y se sirven unas de otras. Esto da
lugar al nacimiento de los pueblos. Sin embargo, el egoísmo, la envidia y la
ambición los ha también enfrentados. Reconocer que todo lo que tenemos lo hemos
recibido, puede ayudarnos a que la convivencia sea más justa y en paz.
Por todo ello, es bueno reflexionar y descubrir que los
talentos son necesarios compartirlos, porque eso hace que la vida sea mejor y
que todos sean más felices. Nuestra felicidad pasa también porque los demás
sean también felices.
La razón del amor
nace de la necesidad de descubrir que todo lo que hemos recibido está en
función de poder compartirlo fraternalmente, pues lo hemos recibido de un mismo
Padre que quiere el bien para todos sus hijos y ha repartidos dones y talentos
entre ellos para que los pongan mutuamente al servicio los unos de los otros.
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